¿Con qué frecuencia debo bañar a mi bebé?
En Estados Unidos la mayoría de los pediatras indican que solamente necesitas bañar a un bebé de pocos meses una o dos veces a la semana, ya que los bebés no se ensucian muchohasta que no empiezan a gatear (sí debes lavarle frecuentemente las manos y limpiarle cuidadosamente el área genital siempre que le cambies el pañal). Sin embargo, en muchos de nuestros países es práctica común bañar a un bebé de pocas semanas a diario y muchos padres usan el baño diario como parte de su rutina nocturna porque tranquiliza a sus bebés. No hay inconveniente con un baño diario, si esto es lo que prefieres, siempre que uses un jabón especial para bebés que no le irrite la piel. También lo puedes bañar solamente con agua.
Sin embargo, es mejor no sumergir al bebé por completo en una bañera hasta que se le caiga el cordón umbilical. Durante esos primeros días, puedes limpiarle todo el cuerpo con una esponja húmeda.
¿Dónde debo bañar a mi bebé?
En lugar de usar la bañera para adultos, lo cual exige que te arrodilles y te inclines en una posición muy poco cómoda, además de proporcionarte menos control sobre el bebé, lo mejor mientras el bebé es aún muy chiquito es usar la pila de la cocina o una bañerita para bebés que puedes poner sobre una superficie elevada y resistente, como el mostrador de la cocina o una mesa fuerte.
¿Cuál es la mejor manera de bañar a mi bebé?
A continuación te explicamos cómo hacerlo y qué necesitarás para facilitar tu tarea. Con un poco de dedicación y cariño, verás que la hora del baño se transformará en una de las actividades que más disfrutarás con tu bebé.
1. Reúne todo los artículos que necesites para el baño.
2. Llena la bañera con 2 ó 3 pulgadas (5 ó 7 centímetros) de agua templada, pero no caliente, a una temperatura aproximada de 90 grados Fahrenheit (32 grados centígrados).
3. Trae al bebé al lugar donde vayas a bañarlo y desvístelo por completo.
4. Sumerge poco a poco al bebé en el agua, usando una de tus manos para sostener su cuello y cabecita. A ratos, vierte un poco de agua con un vaso o taza de plástico sobre su cuerpo para que no se enfríe. Ten en cuenta que el cuerpecito enjabonado de un bebé es muy resbaladizo, o sea que procura sujetarlo firmemente.
5. Usa muy poco jabón (ya que puede resecarle la piel) y lávale el cuerpo con tu propia mano o una toallita, rociándolo de arriba a abajo y de adelante hacia atrás. Lávale el cuero cabelludo con una toallita mojada y enjabonada. Usa una bolita de algodón mojada para limpiarle los ojitos y la cara. Lava normalmente el área genital del bebé, no requiere un lavado más a fondo que el resto. Si en las comisuras de los ojos o en la nariz se ha acumulado algún moquito o alguna secreción reseca, mójalo varias veces con la punta de una toalla para que se ablande antes de limpiarlo.
6. Enjuaga completamente al bebé ayudándote con una toallita limpia.
7. Envuelve a tu pequeñín en una toalla con capucha y sécalo con suavidad, sin frotarle la piel. Si tiene la piel reseca o un poquito de irritación en la zona del pañal, puedes untarle una loción hidratante para bebés.
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